Echale la culpa al ingeniero


Atención! atención!, que la culpa de que 11 millones de coches de Volkswagen contaminen 40 veces más de lo indicado es culpa de “los ingenieros” (ainsss, esta informática).

El periodista lo publica como titular en otro claro ejemplo de “oh!, no!, periodistas escribiendo sobre temas técnicos”.

Para que cualquier producto de ingeniería llegue al consumidor hace falta un proceso “ingenieril”que requiere de no una, ni dos, sino decenas de verificaciones que se realizan periódicamente durante el ciclo de vida del vehículo, de hecho cada parte tiene sus propias validaciones: el motor pasa unas validaciones, la centralita otras, los amortiguadores: es un proceso muy largo y súper complejo, especialmente desde que se ha externalizado casi todo y el integrador (Volkswagen en este caso) es habitualmente un “intermediario” de la ingeniería que se preocupa principalmente de su marca. Estas multinacionales deben cumplir con unos procesos de testing que rozan lo absurdo, monitorizadas inter-departamentalmente por decenas de personas y con reportes que gestores intermedios verifican constantemente.

Toda esta historia de Volkswagen obviamente ha estado orquestada, incentivada o como mínimo tolerada desde los mandos intermedios, como de hecho desvelarán las investigaciones, echarle la culpa a los técnicos, como si la test factory estuviera compinchada con los programadores y el departamento de calidad sin conocimiento de la gerencia… es un chiste. Sirva como nota que en rara ocasión las relaciones entre programadores, testers y quality assurance son “libres de tensión”, así que imaginarse una “alianza por la polución” entre los currantes de la empresa es de traca.

La siguiente frase de la empresa será recordada como una de las grandes ignominias del 2015:

“el comportamiento fraudulento de ingenieros y técnicos implicados en el desarrollo de los motores ha asombrado a Volkswagen tanto como al público”

OLE! esto es como lo del vuelo de Spanair… es una vergüenza que esto salga publicado en prensa sin una nota aclaratoria sobre la falacia que representa.